Uruguay avanza en su Plan Nacional de Adaptación en las ciudades a través de soluciones adaptativas y educación

30 de Octubre de 2020


Puerto de Juan Lacaze, Colonia. Foto: PNUD/Lebrato

El cambio climático es uno de los principales desafíos que tendrán que afrontar las ciudades en el futuro próximo. La mitigación y la adaptación son los dos enfoques principales para hacer frente a los efectos del cambio climático en la tierra y su población. Existe un consenso internacional de que las estrategias ecológicas en las ciudades son una de las medidas de adaptación más eficaces. Los ejemplos de estas soluciones van desde plantar más árboles para ecologizar las ciudades, hasta techos ecológicos y jardines de lluvia.

En ciudades donde la falta de ecologización urbana contribuye a olas de calor prolongadas, las soluciones adaptativas son esenciales: cuando el techo de un edificio o casa está parcial o completamente cubierto de vegetación, produce oxígeno y absorbe CO2, filtra el polvo y las partículas de suciedad del aire, evita el sobrecalentamiento de los techos y reduce las variaciones de temperatura en el ciclo día-noche. Además, los árboles son excelentes filtros para los contaminantes urbanos y las partículas pequeñas y cuando se plantan correctamente alrededor de los edificios, los árboles reducen las necesidades de aire acondicionado en un 30% y ahorran entre un 20% y un 50% en calefacción.

Las ciudades de Uruguay son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, incluidos eventos extremos como sequías, inundaciones, olas de frío y calor, vientos fuertes, tornados, granizadas, heladas, lluvias intensas y tormentas severas.

Según el último censo de Uruguay, más del 93% de su población vive en zonas urbanas. Esta tendencia se ha caracterizado históricamente en el país y se espera que se intensifique en los próximos años. Por estas razones, Uruguay optó por enfocar su proceso de Plan Nacional de Adaptación en sus centros urbanos, donde se ubican las infraestructuras de servicios más relevantes y donde se desarrollan las actividades económicas fundamentales.

El desarrollo de un Plan Nacional de Adaptación para Ciudades e Infraestructuras (NAP Ciudades) es un nuevo esfuerzo a nivel nacional para integrar el enfoque de adaptación en las ciudades, en las infraestructuras y en la planificación a nivel nacional y local.

En 2018, el Fondo Verde para el Clima (FVC) aprobó la Propuesta de Preparación del Gobierno de Uruguay para avanzar hacia un proceso de Planificación Nacional de Adaptación en ciudades y gobiernos locales. El NAP Ciudades está liderado por el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial en coordinación con el Ministerio del Ambiente, con el apoyo de la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional de Uruguay y ejecutado por el PNUD.

El proceso del NAP-Ciudades se inició con el mapeo de actores relevantes, seguido de la preparación de un inventario de experiencias de adaptación en todo el país. El inventario detalló las actividades desarrolladas a nivel nacional, departamental y local, y ayudó a reconocer el avance de la adaptación en el país.

Convenios con diversas instituciones académicas, específicamente la Facultad de Ciencias, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Información y Comunicación contribuirán a la generación de conocimiento para identificar opciones de adaptación a las principales amenazas que afectan a las ciudades.

En el marco del NAP Ciudades, se realizó una evaluación multiamenaza para escenarios de cambio climático en cuatro áreas urbanas: nelones (interior), Rivera (ciudad fronteriza), Juan Lacaze (costera) y la zona del arroyo Pantanoso en Montevideo (capital). Estas cuatro ciudades fueron seleccionadas estratégicamente para la evaluación de amenazas múltiples considerando la diversidad de riesgos climáticos que cada una enfrenta. La evaluación de amenazas múltiples se desarrolló en colaboración con las autoridades y el personal técnico de las ciudades, que jugaron un papel clave en el proceso de formulación de sus planes locales que incluían medidas específicas de adaptación.

La zonificación de riesgo multiamenaza permite georreferenciar los posibles impactos de los fenómenos meteorológicos, evaluar la exposición de la infraestructura de la ciudad y establecer las poblaciones vulnerables para identificar áreas donde las medidas de reducción de riesgos son una prioridad. Al mismo tiempo, el uso de proyecciones de cambio climático permitió visualizar áreas de mayor riesgo, donde la acción inmediata es una prioridad y preservar áreas de la ciudad que parecen de bajo riesgo, pero pueden estar expuestas a amenazas en el futuro.

El mapa de riesgos multiamenaza contribuirá al desarrollo de sistemas de alerta temprana y planes de contingencia. Además, los mapas de riesgos permiten identificar qué modificaciones en el ordenamiento territorial son más urgentes para reducir riesgos y definir y recomendar diferentes medidas de adaptación como: el enverdecimiento de áreas impermeables, incorporación de nueva infraestructura de drenaje o restauración y preservación de ecosistemas. Todo ello encaminado a minimizar los impactos del cambio climático.

Con respecto a las políticas sociales, el mapa de riesgos multiamenaza ayuda a comprender las condiciones ambientales donde la población está expuesta; y en cuanto a políticas de hábitat, permite identificar áreas donde la infraestructura, los servicios y la vivienda son deficientes.

La planificación de la adaptación al cambio climático en las ciudades implica la participación y el compromiso de diversos actores a nivel nacional y local, para lograr un enfoque interdisciplinario e intersectorial de la adaptación.

La creación de una estrategia de comunicación para el proyecto NAPCiudades determinó las actividades de capacitación como un componente clave. Hasta la fecha se han elaborado dos planes anuales de capacidad. Estos planes responden a las necesidades de formación identificadas en materia de adaptación al cambio climático. Cabe destacar que todas las actividades de formación y educación incorporan la perspectiva de género, a través del análisis de las medidas de adaptación definidas en el NAP-Ciudades.

NAP-Ciudades ha estado implementando actividades educativas y de capacitación sobre adaptación al cambio climático con profesores, estudiantes y profesionales de diversas disciplinas. Estas capacitaciones han llegado a más de 1,000 niños desde los cinco años hasta estudiantes de secundaria en su adolescencia.

La Dirección de Cultura Científica del Ministerio de Educación y Cultura está apoyando a los Clubes de Ciencias de los estudiantes para proponer proyectos de un año sobre el cambio climático para encontrar soluciones prácticas para sus ciudades.

A nivel universitario, se llevaron a cabo diversos programas y capacitaciones a largo plazo con el fin de profundizar el conocimiento técnico y el conocimiento de la adaptación al cambio climático y ayudar a lograr la correcta difusión de estos temas.

Todas estas acciones desarrolladas para la elaboración del Plan Nacional de Adaptación de Ciudades e Infraestructura están contribuyendo a la visión a largo plazo de un Uruguay resiliente y ayudarán al país a cumplir con los compromisos acordados en su Contribución Determinada Nacionalmente al Acuerdo de París.


Vista áerea de la ciudad de Canelones. 


Plaza de la ciudad de Rivera. Foto: NAP Ciudades

Arroyo Pantanoso, Montevideo. 

Fuente: UNDP Climate Change Adaptation - How Uruguay is advancing its National Adaptation Plan across cities through adaptive solutions and education